09 de Septiembre de 2025 |
¿Qué es la agricultura de precisión? Un tractor que aplica fertilizante solo si hace falta, y en la dosis que el suelo puede aprovechar. Un dron que sobrevuela los cultivos para detectar zonas con estrés hídrico antes de que sea visible a simple vista. Un sensor que indica si un olivo necesita más agua o si ha llegado el momento óptimo de cosechar.
Hoy los datos importan tanto como el terreno o la maquinaria. Cada vez son más visibles, más precisos y más fáciles de interpretar. Saber qué pasa en cada palmo de tierra —y poder actuar en consecuencia— cambia por completo la forma de cultivar.
La lógica es sencilla, pero el impacto es enorme: aplicar la dosis justa, en el lugar y el momento adecuados. Menos desperdicio, menos impacto ambiental, más rendimiento y mayor sostenibilidad. Todo gracias a sensores, imágenes, algoritmos y decisiones agronómicas basadas en datos.
En la Universitat de Lleida, el Grupo de Investigación en AgróTICa y Agricultura de Precisión (GRAP) lleva más de 20 años trabajando para hacer que la tecnología sea útil sobre el terreno. No diseñan sensores, pero los adaptan de otros sectores y los prueban con cultivos reales y datos reales. Su especialidad es comprobar qué tecnologías funcionan, en qué condiciones y cómo adaptarlas al trabajo diario de una finca agrícola.
Este grupo, vinculado al centro CERCA Agrotecnio, utiliza imágenes por satélite, teledetección, sistemas robotizados y análisis de datos. Sus líneas de actuación van desde la estimación del calibre y la cantidad de frutos —para planificar mejor la cosecha— hasta la aplicación localizada de tratamientos fitosanitarios. Lo importante no es acumular datos, sino usarlos bien: convertir la información en decisiones útiles y bien afinadas.
Hasta hace poco, se trabajaba el terreno como si todo fuera igual. Pero los suelos no son iguales. Ni el vigor de las plantas. Ni el rendimiento. Por eso la precisión importa: porque lo que ocurre en una zona del campo no tiene por qué ocurrir en el resto. Y adaptar el manejo a esa variabilidad permite mejorar la eficiencia y cultivar de forma más sostenible.
La innovación agrícola ha germinado en los centros de investigación, pero ya crece en las parcelas.
La agricultura de precisión permite cultivar mejor. Pero también prepararse para un futuro con más bocas que alimentar, en el que habrá que producir más, de forma sostenible y sin talar un solo árbol más.