18 de Julio de 2022 |
La transformación digital de la sociedad, acelerada por la pandemia, es una realidad. Y esa transformación comporta un aumento exponencial del intercambio y almacenamiento de datos, así como la contratación de todo tipo de servicios por internet. En la misma proporción, están acelerándose las amenazas y ataques cibernéticos, que día tras día, viven particulares y pequeñas empresas, pero también grandes corporaciones, instituciones y organismos públicos y privados.
Los ataques son cada vez más frecuentes, sofisticados y diversos. Los ciberdelincuentes actúan sobre toda clase de dispositivos y ámbitos, y frente a esta amenaza, que pone en jaque la reputación de muchas empresas y puede generar pérdidas millonarias, los expertos advierten que en muchos casos la preparación no es la adecuada al nivel de riesgo que existe en estos momentos. Falta preparación entre la ciudadanía común, que tiene que conocer cuáles son los caminos que utiliza la ciberdelincuencia para perpetrar sus delitos -y que en muchos casos no son vías de entrada nada sofisticadas- y falta que las empresas se doten de todos los instrumentos para prevenir estos ataques cada vez más frecuentes. Ante la magnitud del riesgo, la falta de perfiles profesionales adecuados es uno de los grandes problemas para hacerle frente.
Además de aumentar la cultura de prevención entre los ciudadanos, una de las armas para luchar contra la ciberdelincuencia, sobre todo en el ámbito empresarial, es contar con los profesionales adecuados. Y en este sentido, señalan la mayoría de los expertos, existe un déficit importante de profesionales para cubrir la demanda que existe en la actualidad. Desarrolladores, ingenieros de ciberseguridad e inteligencia artificial, arquitectos de ciberseguridad, analistas de Big Data... son algunos de los perfiles de carácter técnico requeridos. Pero no solamente estamos hablando de profesionales con un marcado componente tecnológico. Cada vez más hay que tener en cuenta ámbitos como el Derecho (delitos en la red, protección de datos), sanidad (adicción a las redes y ciberacoso) o incluso la educación.